El fimo, también conocido como arcilla polimérica es un tipo de pasta de modelar muy similar a la plastilina o la Jumping Clay con la peculiaridad que se endurece a través de la cocción de un horno casero.
Es una pasta que no resulta tóxica por lo que resulta idónea para trabajar con los más pequeños. Dada la consistencia de esta pasa y su ligereza resulta especialmente indicado para hacer bisutería o pequeñas figuras.
Para dar forma al fimo podemos hacerlo manualmente (es recomendable al principio ya que por el calor la pasta se vuelve más elástica) o por el contrario usar rodillos que podemos encontrar en el mercado. Y es que el fimo ofrece una gran cantidad de accesorios y herramientas de marca propia. Aunque para trabajar el fimo también podemos usar otros útiles de plastilina o arcilla.
Otra peculiaridad del fimo es que podemos mezclar los colores entre sí, lo cual nos da muchas más opciones y favorece que los resultados que tengamos sean mucho más originales y divertidos.
En cuanto a la cocción del fimo, se puede hacer en el horno de casa, a una temperatura de entre 100 y 120 grados. Deberemos tenerlo entre 20 y 30 minutos. Es importante que estemos pendientes en todo momento del horno, ya que se trata de piezas pequeñas y si nos pasamos un poco de tiempo es fácil que se nos puedan quemar.
Cuando ya hayamos cocido el fimo y lo tengamos frio es el momento de que lo podamos cortar, pintar o barnizar.
Aunque el origen del fimo es de una reconocida casa alemana de papelería, lo cierto es que están apareciendo otras marcas, cuyo material mantiene las mismas propiedades que el primer modelo.